viernes, 9 de enero de 2009

Fugaz

Se ha dormido otro año para dar paso al amanecer de uno nuevo que celebramos con uvas casi forzados, sin lugar a brindis y con un beso hueco... dejo un año lleno de cambios y altibajos en el que ha nacido mi hija y con ella se ha despertado una nueva yo, alguien a quién hasta el momento desconocía y no creía que pudiera existir... pero existe y me gusta, al mismo tiempo que no deja de sorprenderme.

Miro hacia atrás y veo todas las cosas que el tiempo ha hecho desvanecerse como ave fugaz que vuela hacia el horizonte con rumbo fijo pero sin destino concreto... El origen cada vez queda más lejos y difuso y con el se van perdiendo paisajes que en algún momento nos parecieron inolvidables... y me pregunto como y cuando he llegado hasta aquí, a este punto en el que la felicidad del camino recorrido no deja evita sentir el dolor de las heridas adquiridas a lo largo del trayecto. Heridas aún sangrantes y que por el momento no parece que tengan que cicatrizar. Dolor crónico al que intento volverme inmune e ignorar a ver si así desparece por si solo y nos permite seguir con paz.